Las necesidades óptimas de vitamina D son aquéllas que permiten mantener unos niveles séricos de 25(OH)D superiores a 30 ng/ml (75 nmol/l). En tomas prolongadas se recomienda realizar seguimiento de los niveles de vitamina D para adecuar la pauta de suplementación.
La vitamina D contribuye al mantenimiento normal de los huesos, la función muscular y del sistema inmunitario.